Tuviste un pájaro, que se fue volando con otros noventa y nueve.
Y sin embargo, yo voy dejando a los míos marchar. De repente pierdo la necesidad de echarles migas, y esperar que me sigan. O esperar que me esperen.
¿Por qué mis pájaros, olvidan que yo también tengo alas?
¿Por qué seguir volando, es un abandono, un olvido o una traición? A veces parece que no somos aves, si no tenemos jaula.
Yo seguiré siendo pájara, mientras siga habiendo un lugar al que no haya volado todavía.
Y mientras recuerde las manos desde donde partí.